“Angustia” es el título de una película del realizador Bigas Luna, con un argumento de terror y locura, que provoca en el ánimo del espectador una experiencia de verdadero desagrado y malestar. El cine, en general, es un medio ideal para contar las historias más diversas, produciendo en el público todos los sentimientos imaginables, de la euforia al pánico, de la alegría al llanto, de la ternura a la ira.
Apocalipsis
No es fácil diferenciar entre sí a estos llamados jinetes, pues los cuatro son emociones complejas, difusas y displacenteras. Todas anuncian un fin catastrófico para la persona que las padece. Cualquiera de ellas, en su máxima expresión, provoca temores de ruina y destrucción del yo, de forma inmediata e irremediable. Se usan o combinan indistintamente, según los estudiosos, aunque podemos encontrar algunas diferencias.
Síntomas característicos
En la angustia predominan los síntomas fisiológicos –pulso alterado, opresión en el pecho, dolor de cabeza, mareos, sudoración, náuseas, impotencia, frigidez, sequedad de boca, vómitos, entre otros-; en la ansiedad prevalecen las manifestaciones psicológicas –miedo, tensión, sensación de extrañeza o de vacío, irritabilidad, irascibilidad, inquietud, falta de concentración, aprensión, inseguridad, incapacidad para tomar decisiones, entre otras-; el estrés puede producir dolores de cabeza, indigestión, resfriados frecuentes, dolor de cuello y espalda, incapacidad laboral, crisis nerviosas, depresión e, incluso, infarto y muerte. El miedo, en fin, es un sentimiento de amenaza para la integridad biológica del organismo –enfermedad, trastorno, pérdida de sustento, guerra- unida a la novedad de dicha amenaza.Suele haber un objeto determinado. Se reconoce por síntomas propios del estrés, la ansiedad o la angustia.
Energías de conservación
Ahora bien, estas emociones no siempre producen tanto desasosiego y malestar. Por el contrario, su núcleo común más elemental es una fuerza al servicio de la conservación de la vida, su protección. Son respuestas aprendidas ante situaciones de amenaza o peligro para el organismo. El Sistema Nervioso Autónomo –SNA- es el encargado de activar el sistema de alerta y vigilancia, -llámese preocupación, tensión, excitación, ansiedad, estrés o angustia- en grado suficiente para defenderse, atacar o huir del peligro reconocido. Cumplen por tanto un rol vital en la conservación de la vida. En su base son fuerzas normales, adaptativas, automáticas, universales y necesarias.
El malestar sobreviene cuando el monto de tensión se hace disfuncional o exagerado. Es entonces cuando hablamos de la angustia como una “experiencia emocional penosa producida por excitaciones de órganos internos del cuerpo. Estas excitaciones son provocadas por estímulos internos o externos y están gobernadas por el SNA” (Calvin S. Hall).
Cuestión de cantidad
¿Qué convierte, entonces, una emoción necesaria y positiva en temida y destructiva?. La respuesta es sencilla: la cantidad. Entre la tensión normal y la patológica, el sufrimiento competitivo y el incapacitante, la incertidumbre adaptativa y la inquietante media la cantidad de excitación que el sujeto es capaz de soportar sin temor a perder el control o a morir. Una persona equilibrada y sana, que ama y trabaja satisfactoriamente, soporta mayor cantidad de excitación que otra que no lo es.
Jinete sano y feliz
La realidad nos sorprende cada día con acontecimientos y situaciones que nos impactan como ser despedido/a del trabajo, atender a enfermos que mueren o contraer nosotros una enfermedad, suspender un examen, volar en avión, aceptar un ascenso laboral, invertir lo ahorrado, muerte de un ser querido, comprometer una relación afectiva. Estos eventos generan tensión y amenazan nuestro equilibrio, sin embargo el sujeto sano los afrontará con realismo y se adaptará; en tanto que quien no lo sea vivirá amenazas y peligros insuperables, se bloqueará, generará síntomas patológicos y vivirá infeliz.
Los cuatro jinetes nos pueden anunciar un final catastrófico, o los podemos convertir en fuerzas aliadas de nuestro mejor porvenir.
Gracias por tu atención.
Florencio Martín
tresmandarinas.es