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Psicoterapia

Woody Allen era la excusa

«Hace 15 años que voy al psicoanalista. Le concederé un año más y luego me iré a Lourdes».

Woody Allen

Woody Allen declaró en cierta ocasión: «Hace 15 años que voy al psicoanalista. Le concederé un año más y luego me iré a Lourdes».

De este personaje, reconocido cineasta, admirado y repudiado por sus trabajos y por su estilo de vida, sabemos que hace psicoterapia desde hace años. Por eso lo tomo prestado para esta aportación.

¿Diríamos que W.A. está loco?. ¿Por qué pensamos que hace psicoterapia?. ¿Cuáles pueden ser sus padecimientos?. ¿Para qué creemos que le sirve?.

Dejo a un lado la vida íntima de W.A. como persona de carne y hueso, porque la desconozco. No sé cuáles son sus sentimientos, sus miedos, ni sus experiencias vitales más significativas. Pero nos podemos fijar en sus palabras para destacar su ironía, su papel de paciente, la duración del tratamiento y el tipo de psicoterapia que realiza.

Detrás del personaje W.A. hay un ser humano, que me imagino corriente y extraordinario a la vez.

Este es sólo un caso, como tantos otros. Detrás del personaje W.A. hay un ser humano, que me imagino corriente y extraordinario a la vez. Corriente porque es bajo, feo y ya viejo; con sus manías, sus amores y sus formas de vivir.  Extraordinario porque sus obras, son el resultado de un trabajo creativo, colectivo y metódico que están al alcance de muy pocos. Y por ello, aunque sólo fuera por ello, podemos decir que no está loco. Es un tipo que sufre, goza, crea, es querido,  odiado, se ríe de sí mismo y, además, acude regularmente al psicoanalista.

Si hace psicoterapia es porque siente que lo necesita. Puede que sea una persona tímida y esto le cause malestar; o que se vea invadida con frecuencia por miedos irracionales que quiere alejar de sí;o que duerma mal y busca con la psicoterapia poder descansar; o que viva  con un continuo temor a enfermar por cualquier causa o, simplemente, necesita preguntarse y mirar en su interior y en lo que hace, para conocerse mejor. Algo que a cualquiera de nosotros puede suceder.

Como hipótesis, al menos, podemos suponer que la psicoterapia ha influido en sus trabajos, algunos “obras maestras”. Tal vez también le ha ayudado a vivir de una manera más libre y consciente. ¿Sería la misma persona y sus películas las mismas si no hubiera hecho psicoterapia?. Seguro que no. Y de lo que no cabe duda alguna es que a esa tarea ha dedicado  tiempo, esfuerzo y dinero.

La psicoterapia no es magia, ni una actividad que produce milagros, ni los resultados se ven de manera inmediata

La psicoterapia no es magia, ni una actividad que produce milagros, ni los resultados se ven de manera inmediata; al contrario, el ejemplo W.A. nos dice que no es fácil conocerse uno mismo, aliviar los temores, manejar la angustia, ser más creativo o aspirar a mayor felicidad; requieren sosiego, empeño y realismo.

Lo que cada uno esté dispuesto a invertir en sí mismo es algo que tiene que decidir cada persona, y también el método que prefiere y a dónde quiere llegar. Hay numerosas técnicas psicoterapéuticas, la inspirada en el psicoanálisis es una de ellas, pero hay muchas otras. Cada una tiene sus requerimientos, sus costes, sus fundamentos teóricos, sus limitaciones y sus objetivos. Ninguna hace milagros.

preguntarnos qué sentimos, por qué y desde cuándo, para comprender.

Nosotros trabajamos, como en el caso de W.A., con un enfoque dinámico, que aspira a enriquecer el presente con el pasado; a indagar en aquellas verdades que nos pueden ayudar a ser más libres; a preguntarnos qué sentimos, por qué y desde cuándo, para comprender. Esta es nuestra forma de hacer psicoterapia, la cura por la palabra, entre dos. Sin agobios.

Que nadie se engañe, vivimos en una sociedad en que el discurso preponderante es el del logro de objetivos y la imagen más atractiva es la de omnipotencia: “En cuatro sesiones te quito el miedo a volar”. “Si haces estos diez ejercicios dormirás bien”. “100 tweets para ser feliz”.

En tresmandarinas.es preferimos la humildad; la verdad –aunque duela- frente al buenismo; la pasión por el trabajo y no el beneficio; el compromiso con quien confía en nosotros; la experiencia más que el resultado.

Woody Allen era la excusa.

Gracias por tu atención.

Florencio Martín.
tresmandarinas.es

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