De un tiempo a esta parte ha adquirido cierta notoriedad la Psicología Clínica (Ps. Cl.) La pregunta de un diputado en el Congreso, sobre si el Sistema Nacional de Salud –SNS- dispone de suficientes psicólogos clínicos para atender los problemas de salud mental que padece la población, derivados en parte por la COVID-19, no ha hecho más que incrementar dicha notoriedad. Pero ¿sabemos en qué consiste?, ¿qué problemas trata?, ¿cómo? Trataré de responder a algunas preguntas.
Para comenzar, defino la Ps. Cl. como una ESPECIALIDAD DE LA PSICOLOGÍA, -entendida como ciencia que se ocupa del comportamiento humano, normal y patológico-, que tiene por objetivo comprender el funcionamiento psíquico de las personas, especialmente aquellas que sufren por una causa atribuible a su propia historia, circunstancias y constitución, aliviar el sufrimiento que se manifiesta en los síntomas y acompañarlas en su desempeño hacia el más alto grado de bienestar posible.
¿Qué condiciones propician la existencia de la psicología como ciencia? Podríamos hablar de tres: En primer lugar, una condición biológica-evolutiva, consistente en el desarrollo del cerebro desde los 400 gramos de peso del cerebro de un chimpancé, hasta los 1400 gramos del nuestro. Ello nos permite “pensar”, “tener conciencia” o “sentir” como humanos.
Derivado de lo anterior, en segundo lugar, una condición filosófica centrada en responder al sentimiento de angustia que acompaña la existencia humana. Un papiro egipcio de hace 4.000 años, conservado en Berlín, recoge el pensamiento de un escriba, angustiado por su existencia, en los siguientes términos: “La muerte es hoy mi única esperanza, como la cura para el enfermo, como la libertad para el prisionero.”
La tercera es una condición científica, especialmente de la medicina y de las ciencias humanas. Desde Hipócrates de Cos (460-370 a.C.), “padre” de la medicina, pasando por Emil Kraepelin (1856-1926), fundador de la psiquiatría científica moderna, y por Wilhelm Wundt (1832-1920), creador del primer laboratorio experimental de la conducta humana en Leipzig, la ciencia ha penetrado en los territorios más íntimos y ocultos del ser humano.
¿Cómo llega la Ps. Cl. a comprender la psique de una persona? Primero estudiando sus respuestas a las pruebas, cuestionarios, test y entrevistas clínicas que se le practican. Esta fase es la de diagnóstico. Le sigue otra de tratamiento, en la que se establece una relación de confianza entre la persona que solicita ayuda y el psicoterapeuta, en un ambiente de cura, que conduce al conocimiento y comprensión de los síntomas que experimenta esa persona y de las causas que los originan.
¿En qué situaciones o patologías interviene el psicólogo clínico? En general en todas aquellas en que la persona percibe una anomalía en su conducta o en su vida, causada tal vez por una enfermedad. Por ejemplo, “cansancio”, “dolor”, “tristeza”, “nerviosismo”, “desmotivación”, etc. Por tanto, lo primero que observamos es que la Ps. Cl. interviene en estados de normalidad y en situaciones de conflicto y de enfermedad.
Si nos fijamos en los síntomas más llamativos o patológicos, estos pueden derivar de una conciencia alterada, como en los casos de delirio, alucinaciones, desorientación o sentimientos de extrañeza y despersonalización; pero pueden estar afectados la atención (distracción, apatía, cansancio, fatiga); la memoria (amnesia, fabulaciones); la percepción (alucinaciones visuales, olfativas, táctiles); el pensamiento (delirios de culpa, de ruina, de celos, de grandeza, hipocondríaco); el afecto, que es el campo más identificado con la Ps. Cl. por ser nuclear en el ser humano, (dolor, tristeza, desagrado, repulsión, angustia, frialdad afectiva, anhedonía); la psicomotricidad (tics, temblores, convulsiones); el sueño, (insomnio, sonambulismo, terrores, enuresis, bruxismo); la conducta sexual (deseo sexual inhibido, aversión al sexo, fracaso en la excitación, eyaculación precoz); la conducta agresiva, vinculada a retraso mental, intoxicaciones, ansiedad, trastornos de personalidad, de control de impulsos, o la alimentación (anorexia, bulimia, consumo de sustancias no nutritivas).
Este abanico de conductas, suelen dar lugar a síndromes y a grandes bloques diagnósticos. De forma muy resumida decimos que la Ps. Cl. se ocupa de ayudar a personas que sufren trastornos afectivos, neurosis y trastornos de personalidad.
¿Y ello, con qué objetivo? Lo señalaba en la definición, el objetivo es que la persona se comprenda mejor, experimente y alivie los miedos que le atenazan, emplee sus fuerzas en crecer, sea más autónomo, se sienta más libre y esperanzado en el futuro que le espera.
¿Quién puede ejercer la Ps. Cl.? Sólo el psicólogo que esté habilitado por el Estado, de acuerdo con el RD de 20 de noviembre de 1998. La habilitación se obtiene, después de alcanzar el grado de licenciatura en psicología, superado el examen de acceso a la convocatoria de plazas P.I.R., con sus años de “residente”, o bien, demostrando el ejercicio de la psicología clínica durante años.
¿Hay psicólogos clínicos en la sanidad pública? Sí, el SNS tiene un cuerpo de psicólogos clínicos, como lo tiene de otras especialidades sanitarias, con la diferencia de que el número que incorpora cada año es muy pequeño. Fijémonos en estos dos datos, en Europa existen 18 psicólogos clínicos por 100.000 habitantes; en España solamente 6. Por otra parte, entre el 40 y el 60 % de las consultas de atención primaria en España se refieren a problemas de salud mental. Así que la conclusión es sencilla, en nuestro país o no se atienden estas dolencias o se atienden en consultas privadas.
¿En qué se diferencia la Ps. Cl. de la Psiquiatría?
Una y otra son dos áreas de las ciencias humanas que han caminado unidas siempre. Sin embargo, las diferencias de base derivan de los estudios que sustentan ambas profesiones: el psiquiatra ha estudiado previamente medicina y el psicólogo clínico, psicología. En la atención a los problemas mentales las diferencias vendrán por la manera diferente de abordar los tratamientos. Si estos se sustentan en teorías organicistas y/o farmacológicas el psiquiatra está habilitado para prescribir fármacos, en tanto que el psicólogo no lo está. Pero si el abordaje de los problemas mentales se trata con psicoterapia, las diferencias desaparecen.
De todas las dolencias, trastornos o síndromes que trata la Ps. Cl. el campo de las neurosis es el más habitual en la práctica diaria, tanto de psiquiatras como de Ps. Cl., y ello porque,
- Se trata de dolencias “menores”, es decir los individuos no han perdido el sentido de la realidad y se pueden desenvolver en su vida diaria, aunque con dificultades.
- Las dinámicas que genera el conflicto neurótico son las presiones del ambiente, las del mundo interno o un defecto en la función reguladora interna del yo (psicógena). Estas dinámicas son “manejables”.
- Los mecanismos de defensa que emplea cada persona, para mantenerse en el mayor bienestar, son identificables y susceptibles de cambio.
- Las fuerzas psíquicas que operan en todo sujeto –conscientes o inconscientes- y que han dado lugar a la neurosis, pueden ponerse a disposición del crecimiento personal gracias a la psicoterapia.
- Las neurosis se encuentran colindantes con la personalidad normal, por un lado, y con la psicosis por el otro, lo que genera un campo muy extenso de actuación.
Para finalizar deseo aclarar dos cosas, en primer lugar, incidir en que la práctica psicoterapéutica de la Ps. Cl. está basada en la palabra; es la palabra la que moviliza sentimientos y propicia el alivio y la cura. En segundo lugar, los referentes teóricos y habilidades técnicas de la Ps. Cl. se pueden resumir en enfoque y técnica psicoanalítica; cognitivo conductual y de orientación humanista.
Gracias por tu atención.
Florencio Martín
tresmandarinas.es