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Psicoterapia

Por qué evitamos acudir al psicólogo

Más de 300 millones de personas en el mundo sufren DEPRESION. Más de 260 millones tienen TRASTORNOS DE ANSIEDAD. Cada 40 segundos se suicida una persona.
(Datos de la OMS).

Datos sobrecogedores ¿verdad? La enfermedad mental es un tema muy serio. Se cobra vidas humanas continuamente, silenciosamente, dramáticamente. Y cuando no acarrea la muerte física comporta muerte psicológica, angustia de vivir o infra-vida en los abismos de la tristeza.

…la enfermedad mental está escondida, negada o temida…

Un asunto menor

El principal problema de la enfermedad mental, en nuestra sociedad occidental, es que no se le da la importancia que tiene, está escondida, negada o temida, tanto en el plano social como en el individual. Por eso es tan difícil prevenir, aliviar y curar la enfermedad mental.

Y aunque es cierto que la valoración social y las actitudes van cambiando poco a poco, acudir al especialista para prevenir o curar sigue siendo complicado. ¿Por qué la gente no acude al psicólogo cuando se siente mal? La pregunta es pertinente, pues la psicología es un instrumento de la sanidad que se ocupa de la salud mental, tanto desde el punto de vista preventivo, como asistencial y curativo. Siguiendo un razonamiento lógico, si una persona tiene un dolor de muelas acude al dentista. ¿Por qué, entonces, cuando uno sufre por lo que quiere, lo que hace o lo que piensa no pide ayuda al especialista?

Negación

Por varias razones. La primera, a mi parecer, es porque ante cualquier necesidad el ser humano intenta negarla: “no me pasa nada”, osatisfacerla con recursos propios: “aguantar a ver si se pasa”, algo que también sucede con el dolor de muelas. Esta es una reacción sensata, sana y natural. Así, cuando uno siente cólera, tristeza o estrés intenta minimizarlo o remediarlo acudiendo a sus capacidades, tanto individuales como de su entorno (familiares, amigos, compañeros de trabajo). Esto está bien, pero cuando ello no funciona, ¿por qué no acude al psicólogo clínico?

Estoy loco

La segunda razón es por miedo a que ”los demás piensen que estoy loco”. Este temor al estigma de enfermo mental o loco se aplica a todo aquel que se declara necesitado de ayuda psicológica. (No se aplica el calificativo de enfermo molar al que acude al dentista, pero sí al que siente dolor anímico). Este miedo al estigma, además de ser real, es para siempre: “tuvo que acudir al psicólogo”; “estuvo en tratamiento”. Es lógico que uno evite estas consecuencias, eludiendo ir al psicólogo.

Hoy día, sin embargo, algunos famososylíderes diversos reconocen públicamente estar haciendo o haber hecho psicoterapia, sin temor alguno a ser estigmatizados o tachados de locos. Son avanzadilla y contribuyen positivamente en normalizar la atención psicológica o mental y destacar su papel preventivo y asistencial.

Miedo a la verdad

La tercera razón es el miedo a ”lo que me pueda decir, me pueda encontrar, o yo mismo pueda descubrir” en mí. Si siento pánico, “mejor me quedo como estoy”. La enfermedad mental infunde tanto miedo, que el sujeto puede preferir vivir con constante angustia, que conocer sus causas y sus remedios. En menor frecuencia también sucede con la medicina tradicional, hay personas que no acuden al médico por temor a que les puedan decir que tienen cáncer. Como si, en caso de tenerlo, su desconocimiento pudiera obrar milagros curativos.

Si adoptáramos en salud mental la misma actitud previsora que cada día más se impone en la salud física -afortunadamente-, acudiríamos a “hacernos un chequeo psíquico” periódicamente, como hacemos con la próstata, las mamas, el colon o el colesterol; o “acudiríamos al psicólogo alguna vez en la vida” para conocer qué me está pasando en estos momentos,  o para conocernos mejor, pero no es así.

El problema es mi jefe

Hay una cuarta razón, creo yo, por la que no acudimos al psicólogo –arriesgando el  empeoramiento de nuestra salud mental- y es porque las causas de lo que nos pasa las ponemos fuera, en las circunstancias, y no en nosotros mismos. De este modo creemos más acertado, para remediar nuestros males, tomarnos unas vacaciones –“lo que necesito es descansar”-, tener un hijo, o cambiar de pareja, que acudir a alguien en quien confiar y preguntarnos por lo que sentimos, lo que deseamos o lo que tememos.

¿Y si me cuido?

¿Podemos preservar la salud mental cada uno de nosotros?. Sí, si estamos atentos a cinco criterios: 1º) Estado de ánimo alterado y molesto; 2º) Frecuencia con que se produce; 3º) Duración en el tiempo; 4º) Afectación de la convivencia familiar, la vida laboral y las relaciones sociales, y 5º)  Capacidad de uno mismo para poner remedio a ese malestar. Y si uno no es capaz, pedir ayuda.

Las cifras son alarmantes: 300 millones con depresión, 260 millones con ansiedad y cada 40 segundos un ciudadano se suicida.

Gracias por tu atención.

Florencio Martín
tresmandarinas.es

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